"La mayor fuente de estrés diario para nosotros, los humanos, es la amenaza al yo. Para la mayoría de los actores famosos, solo son tan buenos como su última película; el yo está bajo una evaluación constante, una amenaza repetida. Lo mismo ocurre con los científicos internacionales, solo tan buenos como su último artículo, ya que sus logros pasados han establecido el estándar a alturas que deben superar una y otra vez. O el vendedor, solo tan bueno como el último contrato cerrado. Después de todo, la gente no compara la nueva película del director, el nuevo artículo científico del científico o el último trato del empresario con su logro promedio. Lo comparan con la película/artículo/trato anterior más fácilmente recordado, que suele ser el mejor.

Y esa es la solución propuesta al misterio de los premios Oscar: ganar un Oscar puede ofrecer una señal de 'seguridad para el yo' poderosa y casi eterna, una especie de póliza de seguro de por vida que protege al 'yo' contra el terrible estrés de las evaluaciones negativas de otras personas. Ganar un Oscar puede ser una sirena de alerta permanente a lo largo de la vida, una señal de seguridad permanente de que tu yo está protegido. Es quizás por eso que ganar un Oscar te hace vivir mucho más tiempo, al proteger tu yo, defiende tu cuerpo." Ian Robertson en The Winner Effect